25 Abr Transformar el modelo de cuidados es como intentar cambiar de carril un tren en marcha.
Imaginemos que vamos en un tren a alta velocidad, por un carril determinado, con una marcha automática. Vamos por inercia, con rutinas instaladas, automatismos…
Y de pronto, la AICP (Atención Integral Centrada en la Persona) nos invita a frenar, mirar y cambiar el foco. Nos invita a CAMBIAR DE CARRIL.
Pero frenar no es fácil.
Y cambiar de carril tampoco.
⚠️ No se trata de frenar de golpe.
Porque sabemos que eso no es posible (ni deseable) en contextos tan exigentes.
Se trata de empezar a desacelerar, ir bajando la velocidad, permitirnos una pausa consciente, abrir un espacio para el cambio.
Aquí es donde el acompañamiento cobra todo su sentido.
Acompañar no es dirigir ni imponer.
Es estar ahí para sostener el freno sin miedo, para ayudar a leer el mapa, para animar a mirar más allá del carril habitual.
En los centros, sabemos que hay resistencias reales:
Carga de trabajo
Ratios insuficientes
Estructuras rígidas
Y el clásico: “siempre lo hicimos así”
Por eso, el acompañamiento externo es clave.
No para juzgar, sino para sostener, proponer, y ayudar a mirar distinto.
Para acompañar el freno, sin culpa, y para mostrar que el cambio de carril es posible… aunque no se haga de un día para otro.
El cambio cultural no ocurre por decreto. Se construye paso a paso, con:
✔️ Objetivos pequeños y alcanzables
✔️ Espacios de escucha real
✔️ Celebración de logros (por más mínimos que parezcan)
✔️ Reconocimiento a quienes se animan a probar algo distinto
Acompañar equipos es dar tiempo, confianza y sentido.
Es estar ahí cuando cuesta.
Es ser parte del cambio, no desde el discurso, sino desde el hacer compartido.
Frenar, cambiar de carril, cambiar el foco, poner a la persona en el centro…
Sí, es un desafío.
Pero también una gran oportunidad para cuidar desde los principios de la AICP.
Cuidar con corazón
¿En tu centro están intentando cambiar de carril?
¿Qué y/o quién ayuda a sostener ese proceso?
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