30 Jun Covid-19, residencias, aislamiento y sujeciones.
Covid-19, residencias, aislamiento y sujeciones. Desde hace más de diez años hay en nuestro país una corriente de cuidados en creciente evolución, el cuidado sin sujeciones, son muchos los centros de mayores que han conseguido eliminar estos elementos de su día a día, cinturones, cinchas, muñequeras, petos…
Han tenido que implantar un cambio en la filosofía de cuidados, poniendo a la persona en el centro de estos, (no en vano, el cuidado sin sujeciones es un pilar fundamental de la atención centrada en la persona), de mucho trabajo, formación e inversión en alternativas a las sujeciones. Todo ello ha supuesto un gran esfuerzo, pero sobre todo ha supuesto y supone un gran cambio a nivel cultural en los cuidados.
Históricamente, en el ámbito de la geriatría en nuestro país, se han justificado y normalizado las sujeciones físicas y medicamentosas para evitar caídas, y con ellas, prevenir un mal mayor, sin tener en cuenta las consecuencias tanto físicas como psicológicas que se ha demostrado que provocan las propias sujeciones.
Sin embargo, esa justificación de prevención de caídas se basa en un problema de base mucho más profundo, la dificultad para vigilar a los residentes con riesgo de caídas, deterioro cognitivo y trastornos de conducta, por lo que la mayoría de las sujeciones que se han prescrito para prevenir caídas ( motivo, por cierto, que no está reconocido como indicación de sujeción por si solo) son en realidad prescritas como sustituto de vigilancia, al no poder vigilar de forma suficiente a los residentes.
Si a esto le añadimos ratios bajas de personal, alta rotación de profesionales, instalaciones no adaptadas al perfil de los usuarios… se acaba por no poder ofrecer un mínimo de seguridad sin la sujeción, y ésta se acaba prescribiendo por miedo a las consecuencias físicas de una caída y también legales.
¿Y que tiene que ver todo esto con la situación actual? ¿En que influye la pandemia respecto a las sujeciones?
En la Comunidad Valenciana se han visto afectados por Covid-19 un 10% de las personas que viven en residencias, pero el confinamiento ha afectado al 100%, este hecho no afectaba solo a la posibilidad de salir del centro o de recibir visitas sino a un aislamiento dentro del propio confinamiento.
En la orden del 24 de marzo se pedía la clausura de zonas comunes para disminuir la interacción entre los residentes, se recomendaba que los residentes pasaran el mayor tiempo posible en las habitaciones. Cierto es que se especificaba habilitar zonas para la deambulación a personas errantes e intentar no utilizar sujeciones. Pero… ¿cómo hacerlo? ¿Cómo mantener la vigilancia y un mínimo de seguridad si los residentes pasan prácticamente 24h solos en sus habitaciones o en distintas salas que se han habilitado para aumentar la distancia física entre ellos? Muchos centros han tenido que aumentar el ratio de trabajadores pero aun así no se podía garantizar la vigilancia de todos los usuarios. El nivel de actividad física de los residentes también ha disminuido drásticamente, aumentando a su vez el riesgo de caídas.
Desde Dignitas Vitae y el programa NO SUJETES, hemos seguido la evolución de muchos centros al respecto de uso de sujeciones durante el confinamiento y son los centros ya adaptados al cuidado sin sujeciones, los que ya llevan tiempo trabajando de este modo, los que tienen interiorizada esta forma de cuidar y la búsqueda de alternativas a las sujeciones los que mejor han podido asumir esta situación.
Son los que ya contaban con sensores de movimiento, de cama, cámaras en pasillos, sistemas de comunicación, mobiliario adecuado, sectorización de espacios, organización de residentes por tipologías etc… los que, no sin gran esfuerzo, han podido adaptarse mejor a esta nueva ( y menos mal que transitoria) situación no aumentado el uso de sujeciones entre sus residentes.
Los que no poseían estos recursos materiales, humanos o de organización han tenido que recurrir en mayor medida que antes a las sujeciones físicas, aumentando el porcentaje de uso y añadiendo a los efectos secundarios de las sujeciones físicas los propios efectos secundarios del aislamiento.
En un momento en el que se abre y urge el debate sobre hacia donde deben avanzar los cuidados en las residencias: si hacia un modelo medicalizado o hacia unos cuidados centrados en la persona, este es un ejemplo fundamental de como con un enfoque de cuidados integrales centrados en la persona (en este caso un cuidado sin sujeciones) genera bienestar y calidad de vida en las personas que viven en las residencias de mayores.
Ester Micó Albiach. DUE/Fisioterapeuta. Dignitas Vitae.
29 de Junio de 2020
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