Envejecimiento: ¿Una escalera que desciende o asciende?

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Envejecimiento: ¿Una escalera que desciende o asciende?

El envejecimiento: ¿Una escalera que desciende o asciende?, por Dr.D. José Pascual Bueno. Presidente de la Asociación Dignitas Vitae.

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«Conforme envejecemos aprendemos más. El envejecimiento no es decrepitud o decadencia,  hay deterioro pero puede haber crecimiento. Muchos piensan que conforme más envejecemos, más cerca estamos de la muerte; como una visión negativa, pero si somos positivos deberíamos pensar que conforme envejeces entiendes que te vas a morir y eso hace que vivamos mejor, más intensamente, sacando más provecho al tiempo.

Orientamos nuestros valores hacia cosas equivocadas y eso hace que cuando las conseguimos nos desilusionemos. Al final de nuestras vidas las cosas materiales no tienen valor. Se disfruta mucho más de placeres sencillos como reír, cantar, bailar, pasear,… Las personas que quieren cosas materiales suelen tener hambre de amor y aceptan a cambio sucedáneos. Confundimos lo que queremos con lo que necesitamos.

Dar nuestro tiempo a los demás no tiene precio. Es lo que puede darte más satisfacción, mucho más que dar dinero o cosas materiales. Una de las cosas  que no podemos comprar en esta vida es el tiempo y si somos capaces de darlo a los demás, nuestro grado de plenitud puede ser infinito.»

La enfermedad , la vejez y la muerte son una oportunidad para tener «EL AMOR ORDENADO»

Escribía san Agustín que “vive justa y santamente el que tiene el amor ordenado, de suerte que ni ame lo que no debe amarse, ni no ame lo que debe amarse, ni ame más lo que ha de amarse menos, ni ame igual lo que ha de amarse más o menos, ni menos o más lo que ha de amarse igual”[1]. En sus palabras se concentra toda una tradición filosófica para la que la moralidad consiste, básicamente, en tener el amor ordenado[2].Ordo Amoris. Una gramática de los sentimientos Marta Albert

 

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Ama a Dios y haz lo que quieras : porque el alma entrenada en el amor a Dios no ofenderá a Aquel a quien Ama.

Por tanto tomar conciencia de la  realidad del envejecimiento es una oportunidad para crecer en humildad. Porque el humilde es el que vive en la verdad de su vida , su realidad sin huir o alienarse con cosas materiales o complicadas.

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