01 Dic Programa «Vidas con sentido»
Vidas con sentido
Si reflexionamos por un momento e imaginamos un escenario en el que, con 80 años, o tras un acontecimiento en nuestra vida que nos convierte en personas dependientes que requieren cuidados específicos, surge una pregunta clave: ¿Dónde desearíamos ser cuidados?, ¿Dónde querríamos seguir viviendo?.
Es probable que la mayoría coincida en que preferiría permanecer en su propio hogar, recibiendo cuidados de calidad en un entorno familiar, rodeado de todo aquello que le define como persona: sus pertenencias, sus costumbres, y los elementos que han formado parte de su historia de vida. Estos detalles son los que nos permiten preservar nuestra identidad y sentido de continuidad, valores fundamentales que debemos considerar en cualquier modelo de atención y en cualquier lugar en el que vivamos.
Invito a una reflexión: ¿Por qué solemos considerar que vivir en una residencia debe ser el último recurso? ¿Y si transformamos esta perspectiva y empezamos a reconocer que optar por vivir en una residencia puede ser una elección tan válida como permanecer en el propio domicilio, e incluso la primera opción para algunas personas? Este cambio de mirada requiere plantearnos cómo deben ser los centros para que esta posibilidad se perciba como una alternativa atractiva y digna. Es fundamental diseñar residencias que no solo satisfagan necesidades básicas, sino que también ofrezcan entornos donde las personas puedan construir vidas con sentido.
El modelo de cuidados tradicional, centrado en un enfoque paternalista y basado en las limitaciones de las personas, está dando paso al Modelo de Atención Integral y Centrada en la Persona (AICP), que prioriza sus capacidades, preferencias y decisiones. Este modelo, lejos de ser una “moda pasajera”, representa un cambio esencial en nuestro sector. Como profesionales, asumimos el compromiso de transformar las residencias en verdaderos hogares, espacios donde las personas puedan vivir plenamente, preservar su identidad y generar nuevos recuerdos, como lo harían en su propio hogar.
En la actualidad, la normativa vigente exige una transformación en el modelo de cuidados en los Centros de cuidados de larga duración, estableciendo un marco temporal para su adaptación a los nuevos enfoques requeridos, por lo tanto tenemos que empezar y/o continuar por este camino de implementación progresiva.
Reconocemos que implementar este cambio en las organizaciones no es una tarea sencilla y que persisten mitos arraigados en creencias erróneas sobre lo que implica esta transformación. Muchos de los actores clave que deben involucrarse en este proceso aún no comprenden plenamente algunos de los aspectos esenciales para llevarlo a cabo de manera efectiva. Expresiones como “eso ya lo hacemos”, “necesitamos más personal”, “eso no me corresponde” o “la persona no se da cuenta”, entre otras, reflejan resistencias claras que dificultan un cambio eficaz y sostenible.
Es fundamental abordar estos falsos mitos y enfocar las acciones hacia un cambio cultural importante, que transforme la organización de los centros y permita su evolución hacia entornos que fomenten vidas con sentido, enriqueciendo el día a día de las personas que residen en ellos. Este desafío requiere compromiso, formación y un enfoque colaborativo para avanzar hacia un modelo de cuidado verdaderamente centrado en la persona.
Inmaculada Vilar Serrano
Dignitas Vitae
No Comments